Sevilla invita a experimentar a más de 10.000 personas con un menú de 72 propuestas para acercar la ciencia
Sevilla le ha puesto color a la programación de la XIX Semana de la Ciencia de Andalucía con propuestas lúdicas diseñadas para despertar vocaciones científicas, planes que invitan a diluir el arco iris o conocer la alimentación por colores que son pura ciencia. Más de treinta entidades han planeado excursiones, visitas guiadas por laboratorios, talleres, experimentos y exposiciones para acercar la labor investigadora de la provincia a más de 10.000 personas.
El programa de esta quincena divulgativa, que organiza la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad y coordina la Fundación Descubre, ha servido desde el pasado 4 de noviembre para presentar en sociedad las principales líneas de investigación de la provincia y ha mezclado física, arqueología, letras y química para despertar nuevas vocaciones científicas mediante el ocio y la divulgación.
La Universidad de Sevilla ha liderado este año por número de propuestas las alternativas para combinar divulgación y entretenimiento al proponer una treintena de opciones que han mezclado teatro con un taller de espías, un curso exprés de electrocardiograma con una incursión en un laboratorio nanomateriales para tocas los recursos de construcción del futuro.
Esta XIX edición de la Semana de la Ciencia en la Universidad de Sevilla arrancó con una exposición que se mantendrá más allá de esta quince divulgativa para mostrar, hasta final de año, ‘El arte de curar’. Se trata de una muestra bibliográfica de libros de los siglos XVI al XIX y una selección de piezas antiguas para rememorar cómo era la medicina de antaño y valorar la evolución técnica y procedimental que han aportados las investigaciones.
Las propuestas de esta Universidad han permitido además descubrir el tesoro de Tomares y toda la química que maneja un buen cocinero, crear viscosidad a golpe de probeta o acercarse a los tesoros escondidos en su Fototeca. Además, la facultad de Física ha visto desembarcar un Portraittheater en el marco de una agenda que ha invitado a jugar con los terremotos y a introducirse en la producción digital.
Junto a estas actividades, la Universidad ha vuelto a apostar por la fórmula de Café con Ciencia, una actividad coordinada por la Fundación Descubre que sienta a estudiantes con investigadores punteros que les explican sus líneas de trabajo con un lenguaje sencillo, alejado de tecnicismos, para exponer en día a día detrás de sus batas. Con este formato, especialista han explicado cómo se estudia el cerebro de una rata o la fotografía como instrumento para conocer y documentar el patrimonio. La dosis cafetera también ha permitido acercarse a las enfermedades raras, a la labor de los enfermeros o los intentos para curar el cáncer.
Este formato para desterrar corsés y tecnicismos y exponer los estudios científicos desde lo cotidiano también ha servido al Biobanco de los hospitales sevillanos para explicar cómo mejorar el diagnóstico y la supervivencia de niños con tumores y las posibilidades del Biobanco como herramienta de futuro para la investigación.
También cafetera ha sido la oferta del Centro de Investigaciones Científicas Isla de la Cartuja (CicCartuja), que ha explicado qué hace un matemático en un instituto de biología molecular de plantas o las estrategias para combatir el cambio climático. Al modelo de acercar a los investigadores se han vuelto a apuntar desde el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA), con charlas para conocer los hongos fitopatógenos y las enfermedades que producen, exponer qué hacen los laboratorios para que las fresas estén riquísimas o cómo se extrae el ADN.
El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) ha sumado a un programa de conferencias para analizar las consecuencias de los transgénicos o las posibilidades del reciclaje y el compostaje el reto de convertir el teléfono móvil en lupa o un taller para explorar el universo microbiano. Por su parte, el Centro Nacional de Aceleradores ha explicado su impacto en la vida y la ciencia con una exposición, ha abierto sus instalaciones, ha explicado sus investigaciones y ha presentado un debate científico para abordar la utilidad de los aceleradores.
Estas propuestas se han sumado al programa de once actividades diseñado por la Universidad Pablo de Olavide, que este año ha convertido a alumnos de bachiller en científicos para mostrar sus laboratorios y buscar vocaciones científicas con charlas y experimentos. Junto a la fórmula del ‘Café con Ciencia’, que ha servido para abordar temas tan dispares como la microbiología y la traducción, la sociología y la ecología, la Pablo de Olavide ha ofrecido talleres para conocer que ‘Aquí hay ciencia’, extraer el ADN de las plantas o analizar una huella dactilar. Este menú científico ha jugado al trivial químico para comprobar cuánto sabemos de la tabla periódica y ha aprovechado las posibilidades del teatro para presentar la hilarante obra ‘¡Todas contra Eurípides!’.
Las propuestas sevillanas de esta Semana de la Ciencia han abierto además las instalaciones de la Estación Biológica de Doñana, han desgranada el trabajo diario que los especialistas desarrollan en el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (CABIMER) y han demostrado con ingenio que la ciencia puede ser divertida para crear química con los estudiantes y despertar vocaciones investigadoras.